SUMRAK – Kama ot kamyk (2019)

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Plovdiv es una ciudad búlgara ubicada en el sur del país, de ahí procede el músico que da vida a esta banda. Ciudad ubicada entre siete colinas, cuenta con 341.000 habitantes, la ciudad más habitada de Bulgaria después de Sofía. Plovdiv es una ciudad con más de 6000 años de antigüedad y donde los romanos dejaron sus restos como el teatro que está muy bien conservado por cierto, si algún lector tiene la ocasión de viajar a Bulgaria, sin duda que visite Plovdiv porque es la ciudad que tiene la parte vieja o casco antiguo más bonito de toda Europa y mejor conservado.
Como decía, de allí proviene nuestro hombre. No lo tienen nada fácil las bandas búlgaras. Si en España nos quejamos o mejor dicho se quejan las bandas de faltas de apoyos institucionales pues imagínate en Bulgaria. La escena metalera, que se desarrolla desde los primeros años ochenta siempre vivió de forma marginal y Underground y yo diría que incluso vivió mejores momentos
Si empecé la reseña hablando de Plovdiv como ciudad multicultural donde lo occidental se mezcla con lo oriental y recalqué su historia es por algo, pues porque este proyecto y este artista que está detrás de este proyecto que prefiere mantener su anonimato se alimenta de la magia cultural de Plovdiv.
Así obtenemos un Black Metal que tiene partes folklóricas eslavas que le quedan bastante bien a los temas aparece en algunos cortes como Vylk, Burya o Gora y le da un plus, cierto énfasis a los temas que hace que suban ligeramente de calidad. Ahora bien lo que hace mal es no mezclar ambos mundos. Todos esos temas de atmósfera oriental no llegan ni al minuto de duración y están aislados con los otros temas de puro Black y no se llegan a mezclar nunca, craso error.
Hablemos pues, de esos temas de Black aunque más bien diría que de Black/Thrash solo salvo el tema Svetlina el resto pecan todos de lo mismo. De una base rítmica sin pegada con un ritmo de batería programada anodino y sin fuerza, para que luego digan que programar una batería es sencillo… fácil es, pero hacerlo con calidad y sobriedad ya es otro tema. En cuanto a los ritmos, pues suena más a Black/Thrash que otra cosa y además le falta variedad a los ritmos. No solo peca de un sonido de batería blando, de un bajo inexistente y de una guitarra sin peso ni técnica sino que también la estructura de los temas es demasiado lineal.
Se agradece que cante en búlgaro, eso le da más personalidad y se agradece esos elementos atmosféricos eslavos y orientales, aprovechándose de la gran cultura y el ambiente tan plural cultural que reina en Plovdiv pero no le saca jugo del todo.