SANTI LEAL – Aquelarre Químico (2018)

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01. Guerra Santa
02. Serpiente Tóxica
03. El Bruixot
04. Mi Mejor Actriz
05. Flora y Fauna
06. El Candidato
07. Resurrección
08. Vagabundo Elíptico
09. Sangre y Arena
10. Aquelarre Químico
11. La Ley de la Gravedad
12. Prefiero Ser Gato
Santi Leal – Cantante, Guitarra
Sergi Riera – Bajo
Eric Rovira – Batería
Santi Leal es un veterano de la guerra del Vietnam que vivió en plenitud los ochenta y ahora decide debutar en solitario. Su primera banda fue Blutaxt con los que estuvo del 85 al 91. Del 91 al 93 ficha por Hangar 18 con los que graba un álbum. En los noventa se pasa a la era de Ophiucus con los que saca un álbum en 1995. Estuvo un año en Pyramid, banda de metal progresivo y en el 2013 se unió al breve y confuso regreso de los ochenteros Zeus. Ahora en solitario y con tino.
Buena producción con potencia y nitidez cada instrumento, interesante. Guerra Santa abre el álbum y recuerda al clásico tema del metal catalán de toda la vida, es más, es un tema que suena a Evo y Zeus al 100% sobre todo al regreso de Evo, el puta Pasta, la letra muy infantil.
Serpiente Tóxica es un tema construido a base de blast beats con unas letras ridículas que es lo peor de todo el álbum para eso que se marcara un álbum instrumental. Es potente el tema y juega con el Heavy/Thrash muy a lo Annihilator.
El Bruixot es una sorpresa de lo más agradable pues juega con el Rock progresivo pero con andaluz y recuerda a bandas míticas como Triana o Guadalquivir, al menos en el arranque del tema porque enseguida cambia de ritmo y se planta en un rock en medio tiempo.
No tiene mala voz Santi Leal aunque tampoco tenga una gran voz. Mi Mejor Actriz es una balada a medio tiempo que está demasiado vista, muy previsible pero al menos con buen gusto compositivo. Flora y Fauna es un tributo a Queen pero con el rollo moderno en la producción que parece que se exige hoy en día, una atmósfera que mata por completo al tema, no pega ni con cola.
El Candidato está a caballo entre el metal electrónico y el metal clásico y es que es así todo el trabajo de forma constante, todos los arreglos son puro maquillaje que resta más que suma, la manía de los artistas de hoy en día que quieren sonar “actuales”. No se enteran que sus mejores armas en este caso es la versatilidad en la guitarra y esos breves destellos progresivos o cuando tira de creatividad y rock andaluz… pero esta especie de metal electrónico para después marcarse un Funk es simplemente nefasto.
Resurrección es seguir cuesta abajo y sin frenos, ya completamente indefinido y desfigurado tira de mezclas que no te llevan a ninguna parte y no sabes con lo que te va a salir, un tío que lleva desde los ochenta en esto debería saber lo que queríamos de él y no creo que sea esto.
Vagabundo Elíptico es un tema incomprensible, acompañamiento veloz, momentos acústicos, hasta que llega el cambio de ritmo el tema no arranca. Al menos Sangre y Arena nos regala el mejor solo de guitarra, de nuevo ese toque andaluz progresivo aunque el resto de acompañamiento sobra.
En la recta final del álbum tan solo podría resaltar a Aquelarre Químico como único tema destacable. Es un gran guitarrista de eso no cabe duda, muy variado y que le gusta jugar con diferentes estilos musicales pero pierde mucho la comba y acaba sonando errático. Demasiada variedad y exageradas añadiduras para recrear una atmósfera más actual que le sienta como un tiro a todos los temas, salva el álbum gracias a su creatividad en algunos momentos pero no es suficiente.